Juliana Conget, de 43 años, se acomodó contra la baranda y cuando pasó el Sumo Pontífice gritó:
—¡¡Jorge, la corrupción mata!! ¡¡No seas cómplice, Bergoglio!!
—¿Por qué hiciste eso? -le preguntó lanueva.com.
—Porque estoy indignada. El Papa tiene que marcar diferencia entre lo bueno y lo malo, pero lo único que hace es meterse en política recibiendo a gente implicada en casos de corrupción. Y la corrupción mata. Y no es de buen católico bancar a corruptos, creo.
Al enterarse en Roma del caso de José López (exsecretario de Obras Públicas del kirchnerismo detenido ayer con millones de dólares en un monasterio) Juliana estalló. Y en el envoltorio de una pizza garabateó el mensaje para recriminarle el Papa.
"No puede ser lo mismo recibir a Guillermo Moreno que a Margarita Barrientos —sostiene—. Esa fue mi manera de repudiar lo malo: no me parece sano naturalizar actos corruptos. Y no debe dar lo mismo."
Bautizada en Bahía pero nada vinculada hoy a la Iglesia, Juliana apunta "a quienes nos roban y también a quienes saben y se hacen los distraídos".